Desde la pubertad, la cerda comienza a tener el ciclo estral de forma periódica cada 21 días a lo largo del año, excepto durante la gestación y lactación o en casos patológicos de anoestro. A partir del hipotálamo, se secreta la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) hacia la adenohipófisis, la cual secreta las gonadotropinas, hormona luteinizante (LH) y hormona folículo estimulante (FSH) que van a actuar sobre el ovario. Aunque ambas gonadotropinas actúan de forma sinérgica, es la FSH la principal responsable del crecimiento folicular. Según se van desarrollando los folículos, va aumentando la cantidad de estrógenos secretados, siendo responsables de los síntomas de celo en la cerda (vulva enrojecida, descargas vaginales, reflejo de inmovilidad y comportamiento de monta entre ellas).
A partir de un nivel determinado de estrógenos en sangre, se produce una retroalimentación positiva sobre el hipotálamo provocando la secreción por parte de la hipófisis de la llamada descarga preovulatoria de LH, principal responsable de la ovulación de los folículos maduros o preovulatorios. Al producirse la ovulación, los niveles de estrógenos descienden y comienzan a aumentar los niveles plasmáticos de progesterona, secretada por los cuerpos lúteos que se están formando en los folículos ovulados. La progesterona es la responsable de la preparación del endometrio para que se produzca la anidación del embrión. También por medio de una retroalimentación negativa, evita la secreción de GnRH por parte del hipotálamo y por consiguiente, la secreción de FSH y LH y no hay crecimiento de nuevos folículos. Si no se produce gestación, la prostaglandina F2α secretada por el útero, llega hasta el ovario, provocando la regresión de los cuerpos lúteos y por tanto el descenso de los niveles de progesterona, reanudándose la secreción de las gonadotropinas y comenzando un nuevo ciclo estral.
Los factores que influyen sobre el desarrollo y la periodicidad normal del ciclo estral incluyen el estado sanitario y nutricional de la cerda (condición corporal), así como las condiciones ambientales (temperatura, luz, fotoperíodo), de alojamiento (densidad de animales, homogeneidad de lotes) y de manejo (estímulos adecuados, contacto con el verraco, duración de lactación, ausencia de estrés). Si alguno o varios de estos factores se alteran se producirían anomalías del ciclo estral. Las más frecuentes son el anoestro estacional, el anoestro posparto, los ciclos de duración anormal (cortos o largos), los ciclos anovulatorios y los celos silenciosos.
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